Foto: Marco Rosales El grupo británico The Cure hizo vibrar la noche del sábado a sus incondicionales en el primero de tres conciertos en el Palacio de los Deportes de la capital mexicana, en su cuarta visita a este país. Liderada por Robert Smith, la banda reunió a unas 17 mil personas en el domo de cobre [...]
Foto: Marco Rosales
El grupo británico The Cure hizo vibrar la noche del sábado a sus incondicionales en el primero de tres conciertos en el Palacio de los Deportes de la capital mexicana, en su cuarta visita a este
país. Liderada por Robert Smith, la banda reunió a unas 17 mil personas en el domo de cobre de este escenario capitalino, en el que se ha presentado en ocasiones anteriores.
Una ola de ovación inundó a los integrantes de la banda, quienes comenzaron la fiesta plagada de rock con sus temas Fascination street, Torture y The walk.
Como buenos ingleses a las ocho y media de la noche se apagaron las luces y el cuarteto salió al escenario, en un ambiente lúgubre, para que sus seguidores, muchos de los cuales fue la primera vez que lo veían en vivo, disfrutaron cada minuto en un concierto inolvidable que duró casi tres horas y en el que fluyeron más de 40 canciones.
Robert Smith saludó a los mexicanos y sorprendido dijo que nunca pensó en ver el lugar tan lleno. “Gracias, México”, exclamó.
El grupo británico The Cure sorprendió, al cierre de su primer concierto en la ciudad de México, cuando Robert Smith interpretó la polémica canción Killing an arab, un tema que había sacado de su repertorio desde el 11 de septiembre de 2001.
Los británicos hicieron vibrar la noche del sábado a sus incondicionales en el Palacio de los Deportes en su cuarta visita a este país.
Liderada por Robert Smith, la banda reunió a unas 17 mil personas en el domo de cobre de este escenario capitalino en el que se han presentado en ocasiones anteriores.
Con una sencilla producción en la que destacó la iluminación, la banda surgida en la década de los setenta, interpretó temas de casi todas sus producciones, lo que provocó satisfacción entre su audiencia.
Una ola de ovación inundó a los integrantes de la banda, quienes comenzaron, la fiesta plagada de rock con sus temas Fascination street, Torture y The walk.
Como buenos ingleses a las ocho y media de la noche se apagaron las luces y el cuarteto salió al escenario, en un ambiente lúgubre, para que sus seguidores, quienes muchos fue la primera vez que los veían en vivo, disfrutaron cada minuto en un concierto inolvidable que duró casi tres horas y en el que fluyeron más de 40 canciones.
Robert Smith saludó a los mexicanos y sorprendido dijo que nunca pensó ver el lugar tan lleno, “gracias México”, exclamó.
End y The end of the world encendieron los ánimos de los asistentes, que gritaron hasta ensordecer al escuchar los acordes de Lovesong, en la cual muchas parejas se abrazaron y cantaron tomados de las manos para continuar la euforia con Pictures of you y Lullaby, que hiceron recordar a ese enigmático Robert sin sobrepeso y con un poco más de cabello.
Please proyect, The hanging garden continuaron la noche aunque constó de unas sencillas luces e imágenes geométicas en una pantalla gigante detrás de la banda, los fanáticos, que en su mayoría vestían atuendos negros, nunca dejaron de corear las canciones de The Cure.
Robert Smith convivió con su público, se vio más ágil en el escenario que en su última visita y ofreció algunos pasos de baile en How beautiful you y Just like heaven.
Parecía que la noche nunca terminaría y temas inolvidables como Kiss, One hundred years y Wrong number hicieron bailar y cantar a algunos asistentes que tenían aspectos místicos, pero sonreían y festejaban cada movimiento del vocalista.
Let’s g oto the bed encendió al público y en Close to me Robert demostró su cariño hacia los mexicanos cuando se acercó a las primeras filas del público que pudieron tomarle fotografías y tocarle la mano.
Ante la histeria colectiva causada por recordar las décadas de los ochenta y noventa gracias a la locura de la banda, el final estuvo reservado para uno de sus mayores éxitos, Boys don’t cry, grabada por primera vez en 1979 y que dio nombre a un álbum de 1980.
Source: www.espectaculandia.com
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